ENTRE APOLO Y DIONISOS: EN BUSCA DEL EQUILIBRIO.

 

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Dionisos y Apolo

 

Harry encuentra en sí un ´hombre´, esto es, un mundo de ideas, de sentimientos, de cultura, de naturaleza dominada y sublimada, y a la vez encuentra allí al lado, también dentro de sí, un ´lobo´,  es decir, un mundo sombrío de instintos, de fiereza, de crueldad, de naturaleza ruda, no sublimada. A pesar de esta división aparentemente tan clara, de su ser en dos esferas que le son hostiles, ha comprobado, sin embargo, alguna vez, que por un rato, durante algún feliz momento, se reconcilian el lobo y el hombre. 

HERMANN HESSE. El lobo estepario.

 

Apolíneo y dionisiaco son conceptos contrapuestos que hacen referencia a las características de Apolo y Dionisos, dos dioses de la mitología griega. Desde la antigüedad clásica, muchos autores, dentro de los campos filosófico y literario principalmente, han recurrido a ellos en sus obras: Plutarco, Friedrich Nietzsche, Thomas Mann, Carl Jung… En la producción de Hermann Hesse, son abundantes las referencias a estas dos concepciones. 

Apolo era hijo de Zeus y de Leto y hermano mellizo de Artemisa. Era uno de los dioses olímpicos más venerados y su culto era antiquísimo. Dios del sol, la luz, la belleza, las artes, la adivinación, la medicina… Representaba la razón, la armonía,   la civilización. 

Dionisos (Dioniso, Dionisio; Baco para los romanos), hijo de Zeus y de la humana Sémele, era considerado como dios del vino (enseñó a los hombres a cultivar la vid y elaborar el vino), del exceso, del éxtasis místico; representaba también la fuerza regeneradora de la naturaleza. 

Estos conceptos son conocidos fundamentalmente por la obra de Nietzsche El nacimiento de la tragedia, en la que este filósofo los utilizó en el contexto de un análisis de la evolución de la tragedia griega. Pero es interesante asomarse a ellos desde una perspectiva intraindividual. Apolíneo y dionisiaco, aplicado a lo personal representan también tendencias (contrapuestas o complementarias según uno quiera considerarlo), que se dan en el ser humano.   

Cuando Apolo nos domina somos más razonables, más ordenados, obedecemos y respetamos las leyes humanas, somos más reflexivos, perseverantes y pacientes… En fin, somos «buenos chicos», en general, propendemos a hacer lo que los agentes educativos nos han enseñado, exteriorizamos nuestro nivel de socialización. Apolo sería algo así como el Superyo freudiano. 

Cuando nos invade Dionisos, nos trae la rebeldía, somos más anticonvencionales, contestatarios, caóticos, espontáneos, impulsivos. El dionisiaco es perezoso e indisciplinado; es transgresor y creativo precisamente porque pone en tela de juicio las normas y la autoridad. Es, en definitiva, la emoción, la pasión, el instinto, lo más cercano a la naturaleza. Dionisos vendría a ser algo parecido al Ello de Freud. 

Apolo puede llegar a ser predecible y aburrido, Dionisos, inmanejable y excesivo. Dionisos es la alegría, la explosividad, Apolo es la brida para Dionisos cuando éste se desmadra.   

Todos llevamos dentro, en diferente medida, a Apolo y Dionisos, en muchas ocasiones en pugna. Cada individuo resuelve de manera diferente esa tensión que existe entre estos dos polos. En unas personas está algo más desarrollada la parte apolínea y en otras la dionisiaca.

Luego están los demasiado apolo o dionisos. Los primeros pueden ser rígidos, demasiado sensatos, tienden a controlar férreamente el cuerpo y sus instintos; parecen necesitados de algo de vidilla. Los segundos pueden ser egoístas, caóticos, suelen no poner límites a sus apetencias y hay que llamarlos continuamente al orden. Los extremos no parecen muy recomendables; es necesario un equilibrio que otorgue sosiego. Pero ello no siempre es fácil y existen personas que viven intentando sofocar o exterminar a su Dionisos y otras urgentemente necesitadas de una intervención de Apolo. Los griegos, en tantas facetas sabios, parece que acertaron aquí también, ya que, a pesar de la aparente contradicción entre los dos dioses, no los consideraban irreconciliables o excluyentes, sino complementarios. No es necesario, pues, una guerra exterminadora de una propensión, sino que es más sano que cada cual consensúe una convivencia entre sus apolo y dioniso, aunque ésta no vaya a ser nunca totalmente pacífica. Irremediablemente, el ser humano es así de complejo.

Las situaciones en las que estas dos tendencias están en pugna son cotidianas y continuas: ¿Me salto este semáforo?, ¿Me tomo una copa más?, ¿Sigo las normas estúpidas del estúpido de mi jefe? ¿Me pongo a trabajar otro poquito?, ¿Le digo a este cretino lo que pienso?, ¿Me pongo los pantalones vaqueros para ir de padrino a la boda de mi hija?… Aparte de estos pequeños dilemas, existen otros conflictos más serios en los que los dos dioses contienden y de los que todo el mundo puede poner ejemplos.  

Y así nos pasamos la vida, entretenidos. Entre Apolo y Dionisos.

 

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12 comentarios en “ENTRE APOLO Y DIONISOS: EN BUSCA DEL EQUILIBRIO.

  1. Jess

    La arquitectura tiene mucho de filosofía, y es algo que me encanta y disfruto de cursar. Tuve un cuatrimestre al ingresar y se que al estudiar historia en diferentes etapas cruza un poco. Da la casualidad que ahora me toca analizar a estos personajes para una clase introductoria, y siento que es una explicación super clara y cercana a lo que mi docente va a expresar en su clase.
    Simplemente, me encanto.

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    1. Es un error el conocimiento descontextualizado y establecido en compartimentos muy estancos. Obviamente se hace para hacerlo más «manejable», pero se pierde una perspectiva más global. En este caso, al mundo griego (incluyendo, claro, arte y filosofía), hay que acceder de forma contextualizada e integral.
      Gracias por opinar.

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  2. Que belleza apolo dionisos. Dos dioses viviendo en armonia ,,,ese es el gran ideal de la educacion ,,,educar en apreciar la belleza el horden y la coherencia ,pero tenemos que integrar a dionisos ,,la bitalidad lapasion ,entusiasm,,,los dos se necesitan ,cuando negamos uno el otro se resiente y se combierte en un tirano racionalista ,,y su prepotente ego se enpecina en querer controlar y dominar ,mas la cultura entera se resiente y nos deshumanizamos ,,,

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