LA DORADA MEDIOCRIDAD

 

 

QUINTO HORACIO FLACO (65 a.C.-8 a.C.)

 

Más dichoso vivirás, Licinio,
no desafiando a todas horas los peligros de alta mar,
ni, por horror a las tempestades,
acercándote demasiado a la peligrosa costa.

El que se contenta con su dorada medianía
no padece intranquilo las miserias de un techo que se desmorona,
ni habita palacios fastuosos que despierten la envidia.

El alto pino es con más frecuencia sacudido por los vientos,
las torres elevadas se desploman con mayor estruendo,
y los rayos del cielo hieren las cumbres de los montes.

El ánimo bien preparado espera cambios cuando le acosa la adversidad,
y teme si le sonríe la fortuna.
Júpiter envía los crudos inviernos y Júpiter los ahuyenta.

Si hoy nos agobian los males, no ha de ser lo mismo mañana;
no siempre Apolo tiene el arco tirante, 
a veces despierta la callada Musa con su lira.

Muéstrate firme y animoso en la desgracia 
y con prudencia recoge las velas hinchadas
por el viento de la fortuna demasiado favorable.

 

QUINTO HORACIO FLACO. ODAS (Libro II, 10) 

 

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