Esa especie orgullosa
y, sin embargo, desamparada.
Débil.
Fatua.
Insegura.
Inventa dioses,
levanta ídolos,
construye altares,
aclama héroes,
prescribe dogmas,
sueña paraísos,
pregunta, busca angustiada.
Todo estéril.
No abras tus ojos si temes el dolor.
No preguntes, no pienses, no indagues, no esperes.
No esperes.
Lo que ves es lo que hay, y ni aún eso.
Así, no temas a la soledad más infinita,
tú ante la muerte:
nada hay tras la oscuridad definitiva.
Nada.
El Diablo Cojuelo